También hemos visto cosas muy lindas, como un árbol con raíces a la vista que se extendían por varios metros, una cascada de muuuchos metros con vistas al mar, y una paloma blanca (a la que acertadamente llaman paloma del Espiritu Santo, porque es clavadiiiita a la que dibujan en las iglesias) volando sobre nosotros como si fuera un cernícalo. Yo no soy muy de comer fruta, pero la manga (mango) que nos hemos comido mirando a la bahía me ha sabido a gloria. Además hemos descubierto el alimento ideal para la selva. El Coco. Agua y comida todo en uno. Espero que podamos repetir la experiencia...
Nada más que añadir, salvo la excursión-dentro-de-la-excursión a la cascadita que está al lado contrario de donde habitamos. Deben ser más de 10 metros hacia abajo los que había. Me sorprende que a la canija se le haya pasado comentarlo. Y hemos estado comiendo frutitos, y zacate (Hierba), de ese que luego nos iba cortando los brazos y las manos... Y ¡que sudada! No me debe quedar ni un gramo de toxinas en el cuerpo. Ni ganas de mear tenía, porque el cuerpo no quería perder más agua... Toda una experiencia. Y ya nos han comentado la ruta de la próxima...ya la estoy esperando. Reitero lo del coco.
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